Post impresionismo
El posimpresionismo fue un movimiento artístico de finales del siglo XIX, desarrollado principalmente por artistas en Francia. Fue una reacción contra el impresionismo. El término postimpresionismo apareció por primera vez después de la exposición celebrada por Les Indépendants en 19, y fue para distinguir este estilo más radical del movimiento preexistente con el que tenía una membresía superpuesta. Para pintores como Vincent van Gogh, Paul Cezanne o Paul Gauguin, su arte fue un roce con la nueva realidad de la vida moderna. Este movimiento se desarrolló en una era que fue testigo de enormes cambios filosóficos y sociales, incluidas las revoluciones, la revolución industrial y los avances de la ciencia. El arte posimpresionista se caracteriza por un color llamativo, una composición atrevida y, a menudo, imágenes simbólicas. Las pinturas intentaron transmitir una sensación de experiencia emocional. El posimpresionismo se encuentra entre los primeros movimientos artísticos verdaderamente modernos, y también fue uno de los primeros esfuerzos conscientes para crear un nuevo estilo que se apartara de las tradiciones e influencias europeas. El nombre del movimiento proviene de un libro escrito por Louis Leroy, llamado "Les Indépendants", de donde surgió el término post impresionismo. Los artistas posimpresionistas utilizaron colores vivos y, a veces, chillones para infundir una emoción intensa en sus audiencias. A menudo pintaban paisajes con énfasis en las condiciones climáticas cambiantes y la luz natural. Los postimpresionistas rechazaron la idea de pintar en sus estudios, eligiendo en cambio pintar al aire libre como realistas. Para capturar mejor las luces cambiantes y los efectos de color, a menudo pintaban rápidamente con grandes pinceladas mientras estudiaban la naturaleza. Los pintores posimpresionistas estuvieron entre los primeros artistas modernos en pintar escenas realistas de la vida cotidiana. La inspiración para el arte postimpresionista provino principalmente de la campiña francesa. Pintaron paisajes cerca de París y en lugares lejanos como la Provenza, la Costa Azul y la Bretaña, buscando inspiración en el aire fresco fuera de la ciudad. Muchos de los artistas también se inspiraron en las obras de Vincent van Gogh y su sinceridad al pintar objetos cotidianos. Esta fue una desviación radical de las prácticas artísticas tradicionales y llevó al postimpresionismo al frente de la conciencia general. Los pintores utilizaron colores brillantes que tradicionalmente no se ven juntos, con empaste creando textura y color roto para transmitir una sensación de espontaneidad y emoción. También utilizaron yuxtaposiciones de colores intensas y antinaturales que no temían ir más allá de los límites de las convenciones tradicionales de la pintura. La combinación de colores se eligió específicamente por sus cualidades expresivas. Esto se opone a la técnica de los impresionistas, que implicaba la creación de capas de pintura fina para lograr un efecto más realista y menos expresivo. Los postimpresionistas fueron muy críticos con el impresionismo en su época. Sin embargo, algunos críticos han visto ciertas similitudes entre los dos movimientos. Ambos rechazaron el realismo como técnica artística de representación y ambos creían que los artistas deberían invertir más tiempo en estudiar la naturaleza para poder capturar toda su gama de detalles en su obra de arte.