Caspar David Friedrich
Caspar David Friedrich fue un paisajista romántico alemán nacido el 5 de septiembre de 1774 en Greifswald, Pomerania, que entonces formaba parte de Suecia. Fue el sexto de diez hijos de Adolf Gottlieb Friedrich, un fabricante de velas, y su esposa, Sophie Dorothea Bechly. Su familia se mudó a Dresde cuando tenía siete años, donde recibió su primera educación y formación artística.
En 1798, Friedrich ingresó a la Academia de Copenhague, donde estudió con Jens Juel y aprendió a pintar en estilo neoclásico. Regresó a Dresde en 1804 y se convirtió en miembro de la Academia de Bellas Artes de Dresde. Friedrich se casó con Caroline Bommer en 1818 y tuvieron tres hijos juntos.
Las pinturas de Friedrich son conocidas por sus paisajes dramáticos y contemplativos, a menudo con una figura solitaria contemplando la inmensidad de la naturaleza. Fue influenciado por el movimiento romántico alemán, que enfatizaba la emoción, la imaginación y el individualismo. Otras influencias en su trabajo incluyen la filosofía de Immanuel Kant y la literatura de Johann Wolfgang von Goethe.
La técnica de Friedrich consistía en pintar con finas capas de pintura al óleo sobre lienzo, lo que le permitía crear un efecto luminoso y atmosférico. A menudo usaba una paleta de colores apagados, enfatizando la belleza natural del paisaje sobre cualquier tema en particular.
El trabajo de Friedrich tuvo un impacto significativo en el desarrollo del romanticismo alemán e influyó en muchos artistas posteriores, incluidos los expresionistas. Sus pinturas continúan siendo muy apreciadas por su poder emocional y habilidad técnica.
Aquí hay cinco de las pinturas más importantes de Friedrich:
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"Caminante sobre el mar de niebla" (1818): esta pintura icónica muestra una figura solitaria de pie sobre un precipicio rocoso, mirando un paisaje vasto y brumoso. Se ha convertido en una de las imágenes más famosas del romanticismo.
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"La abadía en Oakwood" (1810): esta pintura representa una abadía gótica abandonada en un paisaje desolado e invernal. Es una obra inquietante y melancólica que refleja la fascinación de Friedrich por las ruinas y la decadencia.
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"La cruz en las montañas" (1808): esta pintura muestra una simple cruz de madera de pie en medio de un paisaje montañoso rocoso, iluminada por una puesta de sol resplandeciente. Es una poderosa expresión de fe y de la belleza de la naturaleza.
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"El mar de hielo" (1823-24): esta pintura representa un enorme iceberg rodeado por un mar turbulento. Es un retrato vívido y dramático del poder y el peligro de la naturaleza.
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"Salida de la luna sobre el mar" (1822): esta pintura muestra una luna llena que se eleva sobre un mar tranquilo, con un velero en la distancia. Es un trabajo sereno y meditativo que captura la belleza sublime del mundo natural.